viernes, 11 de septiembre de 2009

Refuerzan seguridad en aeropuerto, luego de que exhibieran su vulnerabilidad

Luego de que en la víspera el secuestro de un avión comercial por parte de un lunático evangélico descubriera la vulnerabilidad de la seguridad en el transporte aéreo del país, el Aeropuerto Internacional "Benito Juárez" de Xoxocotlán amaneció este jueves con nuevas medidas de seguridad.

Desde temprana hora se advirtió una intensa movilización de elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) y agentes del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), tanto en el interior como en el exterior de la terminal aérea bajo la administración de la empresa Aeropuertos del Sureste (Asur).

Hombres vestido de civil, en edades que no rebasan los 35 años, corte tipo militar en algunos y cabello largo, ondulado, de shorts o pantalón de mezclilla y khaqui, caminaron disfrazados entre los viajeros.

Mientras, mandos de la PFP con la casaca de la corporación y letras bordadas en color azul en la espalda, además de arma de cargo 9 milímetros al cinto, recorrieron oficinas y pasillos del edificio.

Y es que el secuestro del avión de Aeroméxico la tarde del miércoles último por parte del pastor evangélico, José Mar (Josmar) Flores Pereira, de origen boliviano, prendió la alerta nacional en todos los centros de vuelo y entidades de seguridad nacional del país, principalmente en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde aterrizó la nave y fue capturado el plagiario.

Según Antonio Martínez, administrador de Asur en el aeropuerto de Santa Cruz Xoxocotlán, las actividades aéreas no registraron ningún tipo de sobresalto, aunque siempre aguardaron información de la Ciudad de México.

No sufrimos retrasos o cierres en las operaciones por los hechos ocurridos la víspera, dijo el funcionario y aseguró que "las medidas de seguridad en la terminal aérea cumplen con las normas internacionales de seguridad".

Explicó que son cerca de 12 operaciones las que se llevan a cabo cada día en Oaxaca, pero ninguna resultó con sobresaltos por el secuestro a manos de un fanático pastor cristiano, que vivía en el municipio oaxaqueño de San Bartolo Coyotepec.

Sin embargo, en el exterior del aeropuerto permanecen apostados diversos vehículos con elementos de la PFP, los cuales han sido acusados por connacionales de abusar de sus funciones dentro del área federal.

Antes de ingresar a la sala de espera, los pasajeros son sometidos ahora a un breve interrogatorio para conocer nombre y destino, así como nacionalidad.

Metros adelante son sometidos a la revisión física y de su equipaje.

La empresa Asur es la misma que administra el Aeropuerto Internacional de Cancún, de donde despegó el Boeing 737 de Aeroméxico el miércoles pasado, con destino a la Ciudad de México, pero en el trayecto fue secuestrado por Josmar Flores Pereira.

Con unas latas de jugo y refresco envueltas en plástico y cartón, que simulaban una bomba que amenazaba con hacer explotar, el boliviano que vivía en Oaxaca exigió varias cosas sin llegar a desatar la violencia.

Implorando a su Dios, Jehová, pidió hablar con el presidente de México, Felipe Calderón; luego que la aeronave diera siete vueltas a la Ciudad de México; después que lo recibiera la prensa, pero que fueran sólo reporteras.

Nada le cumplieron. Su broma letal terminó cuando fue capturado, sin oponer resistencia, por policías federales que fueron felicitados por su rapidez y heroísmo.

En posterior conferencia de prensa con Genaro García Luna, el eficientísimo secretario de Seguridad Pública federal, una pregunta de los reporteros quedó en el aire:

¿Cómo pudo Josmar burlar la vigilancia de Asur en el aeropuerto de Cancún y cargar consigo una bomba, aunque fuera de mentiras?




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