*En Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán los daños pueden ser "extremadamente severos"
Alrededor de 45 por ciento de las tierras en México están siendo afectadas por la desertificación y degradación, muchas de las cuales (900 000) son cultivables, informó el maestro Jesús Manuel Tarín Ramírez, profesor del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El investigador de la Licenciatura en Agronomía de la Unidad Xochimilco indicó que la mayoría de la gente no percibe las "dimensiones catastróficas" del problema, ya que por ejemplo los paisajes áridos pueden ser agradables a la vista, aunque "en realidad eso se debe a los efectos de la erosión en una tierra que era agrícola y que hoy se ha perdido, y la cual permitía el desarrollo económico de una región determinada".
Desde 1987, recordó, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación ha definido la desertificación como la pérdida de la capacidad productiva de las tierras por deforestación, erosión, disminución de la fertilidad y de los recursos hídricos, además de salinización en ambientes climáticos áridos, semiáridos y subhúmedos secos.
Tarín Ramírez apuntó que 63.5 por ciento de la superficie total en el país se caracteriza por poseer ambientes climáticos diversos, pero que además existen "tierras afectadas en ecosistemas frágiles", localizadas al sur y sureste del país como Chiapas, Veracruz y Guerrero, por ejemplo, en donde "se requieren programas emergentes de atención y rehabilitación".
El profesor del Diplomado Desertificación y Agricultura Sustentable en Agroecosistemas Frágiles Degradados –que la UAM imparte a productores y técnicos agrícolas y cuya edición concluirá a finales de julio– insistió que las tierras de México se están degradando: "se compactan, se encostran y se acidifican, pero el problema más significativo es que se erosionan, ya sea por efectos del agua o del aire".
El aire afecta el norte y el noroeste, en donde más de 90 millones de hectáreas pierden hasta 200 toneladas de suelo por hectárea al año (ton./ha./año), mientras que el agua altera 22 millones de hectáreas del centro, sur y sureste del país, con arrastres promedios de superficies de 150/ton./ha./año.
Además, agregó, con la tierra "se desperdician grandes cantidades de nutrientes para las plantas y los cultivos", que deben comprarse para su reposición.
El especialista indicó que "más de 50 por ciento de este fenómeno es originado por "condiciones antropogénicas", es decir, que es el hombre por medio de sus actividades y relaciones culturales con las unidades de producción, "quien está acelerando el proceso de degradación y desertificación".
Tarín Ramírez afirmó que si bien la erosión y degradación es una condición natural, "el individuo actúa como un catalizador" y en consecuencia es necesario desarrollar programas "que reeduquen a los productores y preparen de manera más consciente a nuevos técnicos".
Las regiones en donde existe una degradación de la tierra se correlacionan con zonas de fuerte expulsión de mano de obra hacia Estados Unidos, como es el caso de Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán, comentó.
La migración también se vincula con el deterioro de los ecosistemas en pueblos y centros de producción agrícola, cuyas malas condiciones hacen poco atractivo que los habitantes se arraiguen en sus comunidades, por lo que mejor buscan otras opciones de vida, "de ahí proviene el problema del desplazamiento de connacionales".
La degradación de las tierras, reconoció, es atendido por la Comisión Nacional Forestal y las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, las cuales cuentan con presupuestos federales y tienen vínculos con organismos que aportan recursos como los bancos Interamericano de Desarrollo y Mundial.
Sin embargo, en ocasiones ese capital "no llega en forma oportuna a los productores, además de que muchos programas son manejados de manera descoordinada y no se vinculan con los usuarios y campesinos del país, por lo que su impacto es poco significativo".
El investigador consideró que si existiera una mayor conexión entre dichos organismos "sería saludable"; y aún mejor si los programas se enlazaran en forma directa con los productores.
El Diplomado Desertificación y Agricultura Sustentable en Agroecosistemas Frágiles Degradados surgió mediante un convenio entre el Instituto de Suelos del Ministerio de Agricultura de Cuba y la Unidad Xochimilco y se realiza desde el año 2005; a la fecha se han graduado alrededor de 120 personas.
El maestro Jesús Manuel Tarín Ramírez es profesor del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco (Teléfono: 5483-7015).
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