*Evaluan esfuerzos para combatirlos
WASHINGTON.- Los Presidentes de México y Estados Unidos, Felipe Calderón y Barack Obama, se comprometieron a mejorar la coorperación para combatir el crimen trasnacional del narcotráfico y contrabando de armas, esto en la visita de estado del mandatario mexicano
Asimismo destacaron que la importancia de proteger a las comunidades en ambos lados de la frontera compartida y reafirmaron su compromiso mutuo de enfrentar a las organizaciones criminales que representan una seria amenaza a la seguridad y al bienestar de mexicanos y estadounidenses.
Reconocieron que México y Estados Unidos comparten la responsabilidad de derrotar y desmantelar a las redes criminales ilícitas que trafican drogas hacia Estados Unidos, y que trafican armas y ganancias ilícitas hacia México, y que estas redes transnacionales están vinculadas con gran parte del crimen y la violencia que actualmente se registra en México.
Ambos Presidentes evaluaron los esfuerzos que se despliegan actualmente para reducir el flujo de armas y dinero en efectivo hacia México y buscarán reforzar la cooperación y los esfuerzos en esta área de crítica importancia.
Los Presidentes reconocieron que la Frontera del Siglo XXI debe garantizar la seguridad de quienes residen en las comunidades a lo largo de ambos lados de la frontera y afirmaron el interés mutuo de México y Estados Unidos para impedir el ingreso a nuestros países de personas que representan una amenaza a la seguridad nacional de los dos países.
Los Presidentes afirmaron su compromiso de mantener una cooperación y coordinación bilateral estrecha, continua y constante para combatir a las organizaciones criminales transnacionales y a las actividades ilícitas. Se comprometieron a trabajar de manera conjunta para prevenir el tráfico y la trata de personas.
Los Presidentes revisaron y endosaron el trabajo del Grupo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida que se reunió en la Ciudad de México en marzo de 2010 para sentar las bases de la visión compartida que guiará la cooperación actual y futura en materia de seguridad entre México y Estados Unidos.
De manera congruente con dicha visión, los Presidentes instruyeron a que la cooperación se enfoque en cuatro elementos: desmantelar la capacidad de las organizaciones criminales que operan en los dos países debilitando sus capacidades operativas, logísticas y financieras; apoyar los esfuerzos para el robustecimiento institucional en las dependencias responsables de combatir al crimen organizado, incluyendo la promoción del pleno respeto al Estado de Derecho, la protección de los derechos humanos y la participación activa de la sociedad civil; desarrollar una Frontera del Siglo XXI segura y competitiva y; construir comunidades fuertes y con mayor cohesión social, a partir de esfuerzos dirigidos a resolver de raíz las causas del crimen y la violencia, especialmente entre la juventud y a través de la promoción de una cultura de respeto a la ley, reducción del uso de drogas ilícitas y limitando el flujo de reclutas potenciales hacia los
cárteles mediante la promoción de alternativas constructivas y legales para la gente joven.
Los Presidentes reconocieron la importancia de estos cuatro elementos y de actuar acorde a ellos, mediante una cooperación bilateral robusta en las comunidades fronterizas que unen a nuestros dos países, como Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.
Desde el Golfo de México hasta el Pacífico, las comunidades en ambos lados de la frontera comparten vínculos económicos y sociales muy estrechos así como un interés en su propia seguridad y bienestar, y la de sus vecinos. Los Presidentes se comprometieron a trabajar de manera conjunta para combatir a los grupos del crimen organizado en la región fronteriza y a cooperar para promover la seguridad pública y la fortaleza social, así como para acercar a los pueblos e instituciones de ambos lados de nuestra frontera compartida.
Asimismo, los Presidentes recibieron el informe de avances y aprovecharon los esfuerzos que se despliegan actualmente para definir un plan de instrumentación bilateral, que incluya una hoja de ruta que defina los pasos a seguir, así como los criterios de evaluación necesarios para medir el éxito de la cooperación.
El Presidente Obama compartió con el Presidente Calderón una serie de mejoras que se han instrumentado en los esfuerzos de la aplicación de la ley por parte de las autoridades civiles estadounidenses encargadas de la región suroeste de la frontera, la cual está encaminada a garantizar que Estados Unidos está haciendo todo a su alcance para proteger a la población en dicha región, así como para detener los flujos ilícitos que se registran en ambas direcciones de la frontera, incluyendo el despliegue de mayores recursos y de personal de los Departamentos de Seguridad Interna y de Justicia.
Ambos Presidentes pasaron revista al estado que guarda la instrumentación de la Iniciativa Mérida y las medidas que se han tomado para agilizar la entrega a México de los recursos en materia de seguridad previstos en el marco de la Iniciativa Mérida. En seguimiento al diálogo sostenido durante la reciente reunión del Grupo de Alto Nivel en México, el Presidente Calderón acogió con beneplácito el compromiso del Presidente Obama de entregar, antes de lo planeado, un número de aeronaves de alas fijas y de alas rotatorias que apoyarán los esfuerzos del Gobierno de México en el combate a las organizaciones transnacionales de crimen organizado.
Los Presidentes reconocieron que las drogas ilícitas imponen un costo muy alto a la salud de nuestros ciudadanos y nuestras comunidades, y reconocieron que debemos trabajar para reducir el consumo de drogas y sus consecuencias, enfatizando la importancia tanto del tratamiento como de la prevención.
Igualmente, ambos endosaron las prioridades compartidas que se establecieron tanto en la Conferencia Binacional para la Reducción de la Demanda llevada a cabo en febrero de 2010, como en la Reunión del Grupo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida. Dichas prioridades incluyen: el desarrollo de un Diagnóstico Bilateral sobre Demanda y Prevalencia en el uso de Drogas; hacer del tratamiento a las adicciones un componente de las prácticas médicas comunes; instrumentar de manera extensa la aplicación de pruebas de detección de drogas, las intervenciones y las remisiones para técnicas de tratamiento; ampliar los esfuerzos de prevención del consumo de drogas en las escuelas y las comunidades; instrumentar estándares de registro para proveedores de tratamientos de rehabilitación; y ampliar la función del sistema de justicia penal para acabar con el abuso de las drogas y reducir la reincidencia.
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