domingo, 29 de julio de 2007

(COMERCIO) Ambulantes buscanacabar con el botin político de sus trabajos

Ambulantes buscan acabar con el botin político de sus trabajos: FNCI
Lino Javier Calderón.
MÈXICO.-Al afirmar que "queremos ser parte del país y su economía", el Frente Nacional de Comercio Informal (FNCI), anunció su plena decisión para incorporarse a la legalidad y consciente de lo que está haciendo, quieren despojarse de esa soga invisible que los convierte en botín electoral de cualquier partido político.
"Nosotros surgimos de la necesidad de que los sectores de población que están en el comercio informal no sigamos siendo botín electoral, ni de la corrupción que existe desde los inspectores hasta las figuras políticas, entre las que se encuentran los curuleros (es decir aquellos que persiguen las curules de las Cámaras"", afirmó David Arévalo Méndez, dirigente de la FNCI.
En entrevista, reconoció ser parte de esa inquietud para formalizarse como parte de una economía legal y no andarse jugando su suerte de banqueta en banqueta. "Nuestra inquietud como Frente es impulsar esa cultura de incorporación en los tianguistas, en las personas que trabajan en un crucero o en las banquetas, con una visión empresaria, pero desde abajo".
Si bien admitió que "por falta de visión y políticas públicas nos hemos quedado en el rezago", sostuvo que "la economía no es el poder adquisitivo, sino la exclusión", por lo que hizo un llamado no solo al Gobierno federal, sino al del Distrito Federal, a frenar esa mancha amarilla que día a día crece en la capital del país.
"Todos hemos escuchado en los medios sobre la mancha amarilla que nos invade, sobre el dragón chino que nos acecha, y todos somos responsables de ello. Tanto empresarios, como comercios establecidos, gente que está en el comercio informal y el gobierno, que se hace de la vista gorda, sin dar soluciones de verdad al asunto, lo que a ojos vistos sólo genera ingobernabilidad", afirmó.
Dijo que la gente que vende en las calles es responsable de que se consuman bisuterías chinas (que se conocen como chinaderas), pero también existen responsables de que todas esas mercancías entren al país.
"Menciono la mancha amarilla y su problemática porque quiero decir que si no hay una correlación entre los empresarios mexicanos y sus respectivos productos y servicios para que puedan respaldar a la gente que se dedica al comercio informal, seguiremos fomentando entre todos que las empresas mexicanas vayan cayendo una a una. Si no encontramos ese punto de concordancia, nos iremos a pique tanto empresarios como comerciantes", alertó.
Asimismo, aceptó que el comercio informal "carece de identidad fiscal y reconocimiento social", aunque precisó que "en este sentido somos estigmatizados como los evasores, los estorbosos, los mugrosos contrabandistas y ya es hora de cambiar estas percepciones".
Señaló que los comerciantes informales "queremos ser gente que cotice fiscalmente, pero que tenga oportunidades en salud, vivienda, pensiones y todos los demás aspectos sociales en los que hemos quedado atrás. Eso es lo que necesitamos para seguir adelante porque México exige ya una regulación", subrayó.
En este contexto, Arévalo Méndez remarcó que "nosotros los informales también somos seres humanos, podemos entendernos y compartir las inquietudes. Si logramos comunicarnos con el sector empresarial, crearemos las condiciones para que día a día nosotros vayamos dejando las calles, fortaleciendo los productos y las empresas nacionales".
Aceptó, asimismo, que a los políticos lo que les da miedo es ver a ese grueso de población que se puede incorporar. La incorporación debe ser paulatina y debe estudiarse región por región, entidad por entidad.
Dijo también que la problemática del comercio informal en México debe considerarse en sus diferentes modalidades, porque no es lo mismo vender en la delegación Cuauhtémoc o la Venustiano Carranza. No es lo mismo comerciar en la vía pública que en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo-Metro o en un mercado público. Cada entorno tiene su propia peculiaridad y así debe ser atendida, de acuerdo a los bemoles y a las idiosincrasias particulares.
Señaló que se tiene contemplado que esa incorporación del comercio informal a lo legal tendrá un proceso paulatino hacia un plazo de 10 a 20 años. "Quien piense entre los políticos que puede solucionar esta materia de un tajo o con una firma, está muy equivocado."Debemos de pensar más allá de un sexenio, porque esto no se trata de una bandera política sino de una auténtica necesidad social. Debemos mirar a futuro para poder quietar los resentimientos entre las Cámaras de Comercio u empresarios y el estigmatizado sector informal", puntualizó Arévalo Méndez.