jueves, 14 de enero de 2016

COLUMNA HISTORIA COMO ANÉCDOTA

Historia como anècdota 
Ernesto Soto Páez
Hace 100 años. Carranza en 1916, cita con su destino

Una vez que los ejércitos de la Convención  fueron derrotados por el Ejércitos Constitucionalistas comandados por Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles entre otros inició 1916, es decir 100 años inició, con violentos ataques zapatistas a las tropas federales y ataques villistas en diversos lugares, incluso a mediados de enero de ese año (11 de enero) hubo un ataque de la guerrilla villista en Chihuahua a un tren en la que murieron una treintena de norteamericanos, previo a el ataque de Francisco Villa al pueblo norteamericano de Columbus.   
También se había prolongado en todo el país un difícil problema de hambruna en el centro y norte del país, debido a la prolongada guerra entre los diversos grupos revolucionarios.    
También es de llamar la atención que el año de 1916 fue crucial en la vida del autoproclamado presidente constitucionalista, José Venustiano Carranza Garza, político, militar y empresario mexicano que participó en la segunda etapa de la Revolución Mexicana, tras el asesinato de Francisco I Madero, pero que a esas alturas dominaba todo el entorno nacional, aunque aún habían grupos de insurrectos que no le permitían cumplir su gran proyecto nacional: una nueva constitución que supliera la vigente de 1857.
Así, después de triunfar al frente del Ejército Constitucionalista en abril de 1916, Carranza estableció definitivamente su gobierno en la ciudad de México e inmediatamente se propuso llevar a cabo reformas sociales (entre ellas las relativas a la cuestión agraria, un problema social y nacional) para lo que dispuso que se legalizaran las reformas agrarias que pretendía el Plan de Ayala, ya no sólo en el estado de Morelos, sino en todos los que requerían esas medidas.
Sin embargo, su gran opositor, en este caldeado ambiente político, lo era el periódico de tendencia anarco-sindicalista Regeneración, de los hermanos Flores Magón. Hablar de Regeneración es hablar del magonismo, la corriente más radical y de mayor claridad ideológica de la Revolución.
Los hermanos Jesús, pero sobre todo Enrique y Ricardo Flores Magón, editores incorruptibles del periódico que inspiró el periodismo de oposición política y de organizaciones clandestinas antes, durante y después de 1910, a pesar de que la historia oficial no los valora como a muchos jefes y caudillos, la participación que tuvieron a través de Regeneración, fue fundamental para generar las condiciones sociales y la conciencia revolucionaria sin las cuales no hubiera sido posible la necesaria participación de masas obreras y campesinas.
De ahí que la tendencia de Regeneración fuera la de señalar con precisión las obvias maniobras del carrancismo, que en su propuesta de formar un Congreso Constituyente para redactar una nueva constitución, favorecía los intereses de los grupos de poder que lo sostenían. Ya desde el año anterior, Regeneración había publicado señalamientos a las ambiciones de poder de Carranza, en especial en el último número de diciembre de 1915. Esta posición del rotativo radicalizó la represión en su contra con violencia y encarcelando a los editores en varias ocasiones hasta obligarlos a huir del país.

La Ley Agraria
Venustiano Carranza venía, en realidad, de sortear varios problemas de tipo internacional, en especial por la promulgación de la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, que provocó fuertes protestas del gobierno norteamericano porque agredía sus intereses; incluso se temió una intervención militar norteamericana.
Aunque Regeneración no estaba del lado norteamericano, también citó que atrás de todo esto se encontraban "los aviesos intereses de los terratenientes del norte del país", pero le daba credibilidad a ciertos puntos de esa ley porque podrían "favorecer" a los campesinos del país".
Inspirada en los lineamientos de la propuesta de Andrés Molina Enríquez y redactada en Veracruz por Luis Cabrera (colaborador de Carranza), fue expedida la Ley Agraria, en la cual se concebía al ejido no como un nuevo sistema de tenencia, sino como reparación de una injusticia, de aquí las esperanzas de los redactores de Regeneración.
Esta ley pretendía restablecer el patrimonio territorial de los pueblos despojados y crear nuevas unidades con terrenos colindantes a los pueblos que se expropiarían para el efecto. A fin de que tal mecanismo se llevara a cabo, los pueblos debían enviar su solicitud a una comisión agraria local, la cual decidía sobre la justicia de la restitución o dotación y, en caso de proceder cualquiera de las dos, tornaba al comité particular ejecutivo la orden de deslinde y entrega provisional.
Tal posición encendió los focos rojos en el país del norte, en especial en aquel punto donde el dictamen sobre cada caso lo resolvía una comisión nacional agrícola, mientras que, el Poder Ejecutivo expedía los títulos respectivos; las personas afectadas podían apelar.
Por esta situación, Carranza expidió un manifiesto a la nación el 11 de junio de 1915, en el que declaró que para resolver el problema agrario no habría más confiscaciones de tierras, sino que resolvería "por la distribución equitativa de tierras que aún conservaba el gobierno; por la reivindicación de aquellos lotes de que hayan sido ilegalmente despojados individuos o comunidades; por la compra y expropiación de grandes lotes si fuera necesario, y por los demás medios de adquisición que autoricen las leyes del país". En este manifiesto se agregaba también que las propiedades que se hubieran adquirido legítimamente por individuos o gobiernos legales, siempre y cuando no constituyeran un privilegio o monopolio, serían respetadas.
El caso alarmó los intereses extranjeros y los ojos del mundo voltearon a México, aunque su ciudad capital pasaba por momentos difíciles de hambruna. Esta situación se debió a las suspensiones de la comunicación con los centros de abasto por parte de las diferentes facciones en pugna, cosa que no movía a los países afectados por esta ley agraria.
El 19 de septiembre de 1916 Venustiano Carranza suspendió las posesiones provisionales; un mes después, con base en títulos exhibidos por el pueblo de Iztapalapa que se remontaban a 1801, la Comisión expidió su primera restitución definitiva. Antes de la promulgación de la nueva Carta Magna, se expidieron solamente dos más: en Xalostoc y en Xochimilco.
Con este nuevo código, Venustiano Carranza enfrentaba una situación que, bajo su control político y militar, impuso sin restricciones, vendría entonces la conformación de un Congreso Constituyente que elaboraría la Carta Magna de 1917, aunque en el inter debió sortear las presiones del exterior, y por supuesto de Regeneración.