Geopolítica de América Latina y la disputa entre las potencias dominantes; o el norte o el Sur Global
*La región, como víctima de la ofensiva permanente del imperio por la fuerza, que la revisión geopolítica permite describir
[Parte I]
Por Salvador González Briceño*
Nota de actualización. La siguiente reflexión fue escrita el último día de noviembre de 2021. La guerra contra Rusia, preparada en todo por la OTAN, con Estados Unidos planificando todos los escenarios: preparación, capacitación, armamento y golpe de Estado en 2014.
El conflicto estalló el 24 de febrero de 2022, cuando el presidente Putin, cansado de tanta violencia contra la población del Donbás, y luego de las amenazas declaradas por el entonces presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de solicitar la incorporación a la OTAN, declaró la campaña especial llamada "operación militar especial" para, además de lo dicho, tanto "desmilitarizar" como "desnazificar" al país vecino de Ucrania.
Entonces, en 2021, porque el problema es todavía anterior, ya existían las condiciones señaladas acá, como son la debacle del imperio, su vasallaje con países como en nuestro, pero América Latina también. Y más allá de ello, la disputa ya presente entre las potencias: Estados Unidos, Rusia y China. Contexto de actualidad para América Latina, México incluido.
La región Latinoamericana es parte inexorable, en esta segunda década del siglo XXI, de las disputas entre las potencias mundiales hegemónicas capitalistas: Estados Unidos (EE.UU.), Rusia, y China una "economía de mercado socialista" que aprovechó perfecto las ventajas de la globalización al ser admitida en 2001 a la Organización Mundial del Comercio.
Una América Latina subsumida a lo largo de su historia por el yugo económico, político y social de dos imperios, hoy el estadounidense que mantiene sus mecanismos de control, ya sean los preceptos redivivos como el decimonónico de la Doctrina Monroe, o mediante el empleo de la violencia.
Bajo el precepto monroista de "América para los americanos", la región se convertiría en "área de influencia" durante dos terceras partes del siglo XIX y todo el XX. El imperio ha impuesto todo ese tiempo con violencia, empleando su presencia militar, contra todo intento de liberación, de autonomía e independencia de los pueblos que reniegan y detestan el yugo imperialista estadounidense de siempre.
Luego entonces, la "Pax Americana" en la región ha sido acompañada de guerras focalizadas, espionaje, diplomacia injerencista, acuerdos comerciales, políticas de organismos internacionales para "legitimar" sus atropellos o poner oídos sordos; además de una política impositiva, líderes afines ("vendepatria"), sobornados, amenazados o impuestos y hasta gobiernos o presidentes "aliados".
Todo opera, hasta las invasiones militares y los golpes de Estado, con la finalidad de saquear los recursos naturales hasta llegar a la política injerencista de las drogas y el crimen organizado, violencia y negocio. El control de la región por todos los medios, aun y cuando prevalece la violencia.
Ello le ha ganado lo que siembra: repulsa y odio de los pueblos que han vivido en carne propia la invasión, el saqueo, la guerra de un país que temprano declaró no tener amigos sino intereses.
Capitalismo vil y anglosajón ha sido el motor. Por lo tanto, la conquista y la explotación está en su gesta como nación. La "democracia americana" que pregona imponer a los "amigos" del mundo, esa quedó para su orden interno como estados confederados, luego "unidos", siempre para justificar su poder hegemónico.
La lucha de hoy se da en el contexto de la reconfiguración geopolítica global, entonces, aún en el marco de su inevitable decadencia como imperio estadounidense.
Los hechos muestran tamaña declinación imperial, que como castillo de naipes comenzó desde el punto de vista geopolítico en el mundo, a raíz de los autoatentados del 2001 a los símbolos del poder mundial y sus campañas de guerra en Oriente Medio, injustificadas y fallidas; y, por el modelo económico desde la crisis del 2008 a la fecha.
No obstante, resulta que las tres potencias, EE.UU., Rusia y China, están en la cúspide de la disputa geoestratégica: geoeconómica y geopolítica. Es decir, que el imperio tiene competencia. Y fuerte en la región. Por un lado, están las disputas entre el imperio y cada uno de ellos.
De Rusia en el terreno de la geopolítica, de China por la vía geoeconómica. Por la vía directa la confrontación, por la indirecta en el ámbito territorial. Y en Latinoamérica, como es el caso, las mencionadas potencias tienen cada vez mayor presencia. Sea por iniciativa, o a petición de parte, como dicta el derecho.
Históricamente EE.UU. lleva la ventaja, tiene supremacía por su control centenario, conquistando primero e imponiendo después sus intereses económicos. Siempre con el uso de la violencia. Por lo mismo, los países ansían sacudirse la influencia imperial, por el odio ganado a pulso.
Y lo han anhelado siempre, por ello los esfuerzos tantas veces coordinados de "unidad Latinoamericana", pocas veces cumplidos. Ya por unos países, ya por otros, por no tener claras las metas o por el pie de los traidores entreguistas de la derecha.
Es por lo que EE.UU. ha enfrentado una larga lista de movimientos de liberación, de resistencia de pueblos, de regiones, países completos. Cuba es la espina clavada a unas millas de sus costas en el Caribe, y que ha sobrevivido con dignidad pese al bloqueo de más de 60 años.
A cada paso de la historia de América Latina asoma el rechazo a los imperios. Como en México, país al que le arrebató más de la mitad de su territorio, heridas que nunca cierran. Desde la violenta conquista, del "esta" contra el "oeste", por las tierras, por el oro.
Antes las luchas por la independencia del imperio español en el siglo XIX. Luego tras la derrota de España, a cada avance del ejército estadounidense en el siglo XX. Ahora en el XXI también, una resistencia tan digna que no cesa, por tanta sangre derramada de los pueblos.
Golpes de Estado que han impuesto dictadores, represores, militares en los puestos de decisión, gobiernos o presidentes con toda suerte de artilugios. Todos direccionados por Washington, la Casa Blanca y la CIA. [Tomado de: Salvador González Briceño. Dossier: Geopolítica y Multipolaridad, julio 2023, pp. 497-503, México].
*Director de NUEVAGEOPOLITICA.COM, Correo: contacto@nuevageopolitica.com.
*La región, como víctima de la ofensiva permanente del imperio por la fuerza, que la revisión geopolítica permite describir
[Parte I]
Por Salvador González Briceño*
Nota de actualización. La siguiente reflexión fue escrita el último día de noviembre de 2021. La guerra contra Rusia, preparada en todo por la OTAN, con Estados Unidos planificando todos los escenarios: preparación, capacitación, armamento y golpe de Estado en 2014.
El conflicto estalló el 24 de febrero de 2022, cuando el presidente Putin, cansado de tanta violencia contra la población del Donbás, y luego de las amenazas declaradas por el entonces presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de solicitar la incorporación a la OTAN, declaró la campaña especial llamada "operación militar especial" para, además de lo dicho, tanto "desmilitarizar" como "desnazificar" al país vecino de Ucrania.
Entonces, en 2021, porque el problema es todavía anterior, ya existían las condiciones señaladas acá, como son la debacle del imperio, su vasallaje con países como en nuestro, pero América Latina también. Y más allá de ello, la disputa ya presente entre las potencias: Estados Unidos, Rusia y China. Contexto de actualidad para América Latina, México incluido.
La región Latinoamericana es parte inexorable, en esta segunda década del siglo XXI, de las disputas entre las potencias mundiales hegemónicas capitalistas: Estados Unidos (EE.UU.), Rusia, y China una "economía de mercado socialista" que aprovechó perfecto las ventajas de la globalización al ser admitida en 2001 a la Organización Mundial del Comercio.
Una América Latina subsumida a lo largo de su historia por el yugo económico, político y social de dos imperios, hoy el estadounidense que mantiene sus mecanismos de control, ya sean los preceptos redivivos como el decimonónico de la Doctrina Monroe, o mediante el empleo de la violencia.
Bajo el precepto monroista de "América para los americanos", la región se convertiría en "área de influencia" durante dos terceras partes del siglo XIX y todo el XX. El imperio ha impuesto todo ese tiempo con violencia, empleando su presencia militar, contra todo intento de liberación, de autonomía e independencia de los pueblos que reniegan y detestan el yugo imperialista estadounidense de siempre.
Luego entonces, la "Pax Americana" en la región ha sido acompañada de guerras focalizadas, espionaje, diplomacia injerencista, acuerdos comerciales, políticas de organismos internacionales para "legitimar" sus atropellos o poner oídos sordos; además de una política impositiva, líderes afines ("vendepatria"), sobornados, amenazados o impuestos y hasta gobiernos o presidentes "aliados".
Todo opera, hasta las invasiones militares y los golpes de Estado, con la finalidad de saquear los recursos naturales hasta llegar a la política injerencista de las drogas y el crimen organizado, violencia y negocio. El control de la región por todos los medios, aun y cuando prevalece la violencia.
Ello le ha ganado lo que siembra: repulsa y odio de los pueblos que han vivido en carne propia la invasión, el saqueo, la guerra de un país que temprano declaró no tener amigos sino intereses.
Capitalismo vil y anglosajón ha sido el motor. Por lo tanto, la conquista y la explotación está en su gesta como nación. La "democracia americana" que pregona imponer a los "amigos" del mundo, esa quedó para su orden interno como estados confederados, luego "unidos", siempre para justificar su poder hegemónico.
La lucha de hoy se da en el contexto de la reconfiguración geopolítica global, entonces, aún en el marco de su inevitable decadencia como imperio estadounidense.
Los hechos muestran tamaña declinación imperial, que como castillo de naipes comenzó desde el punto de vista geopolítico en el mundo, a raíz de los autoatentados del 2001 a los símbolos del poder mundial y sus campañas de guerra en Oriente Medio, injustificadas y fallidas; y, por el modelo económico desde la crisis del 2008 a la fecha.
No obstante, resulta que las tres potencias, EE.UU., Rusia y China, están en la cúspide de la disputa geoestratégica: geoeconómica y geopolítica. Es decir, que el imperio tiene competencia. Y fuerte en la región. Por un lado, están las disputas entre el imperio y cada uno de ellos.
De Rusia en el terreno de la geopolítica, de China por la vía geoeconómica. Por la vía directa la confrontación, por la indirecta en el ámbito territorial. Y en Latinoamérica, como es el caso, las mencionadas potencias tienen cada vez mayor presencia. Sea por iniciativa, o a petición de parte, como dicta el derecho.
Históricamente EE.UU. lleva la ventaja, tiene supremacía por su control centenario, conquistando primero e imponiendo después sus intereses económicos. Siempre con el uso de la violencia. Por lo mismo, los países ansían sacudirse la influencia imperial, por el odio ganado a pulso.
Y lo han anhelado siempre, por ello los esfuerzos tantas veces coordinados de "unidad Latinoamericana", pocas veces cumplidos. Ya por unos países, ya por otros, por no tener claras las metas o por el pie de los traidores entreguistas de la derecha.
Es por lo que EE.UU. ha enfrentado una larga lista de movimientos de liberación, de resistencia de pueblos, de regiones, países completos. Cuba es la espina clavada a unas millas de sus costas en el Caribe, y que ha sobrevivido con dignidad pese al bloqueo de más de 60 años.
A cada paso de la historia de América Latina asoma el rechazo a los imperios. Como en México, país al que le arrebató más de la mitad de su territorio, heridas que nunca cierran. Desde la violenta conquista, del "esta" contra el "oeste", por las tierras, por el oro.
Antes las luchas por la independencia del imperio español en el siglo XIX. Luego tras la derrota de España, a cada avance del ejército estadounidense en el siglo XX. Ahora en el XXI también, una resistencia tan digna que no cesa, por tanta sangre derramada de los pueblos.
Golpes de Estado que han impuesto dictadores, represores, militares en los puestos de decisión, gobiernos o presidentes con toda suerte de artilugios. Todos direccionados por Washington, la Casa Blanca y la CIA. [Tomado de: Salvador González Briceño. Dossier: Geopolítica y Multipolaridad, julio 2023, pp. 497-503, México].
*Director de NUEVAGEOPOLITICA.COM, Correo: contacto@nuevageopolitica.com.
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