lunes, 22 de septiembre de 2008

(NYSE) Mercados aguardan aprobación de plan de rescate financiero de EU

Mercados aguardan aprobación de plan de rescate financiero de EU
AFP
EEUU.-El Congreso de EU inició una larga semana de negociaciones para adoptar el plan de 700 mil millones de dólares para salvar el sistema financiero, en un momento donde todos coinciden en que es necesario "actuar rápido".
Los bancos y mercados financieros del mundo estaban pendientes de Washington, donde la administración Bush y el Congreso intentan en los próximos días acordar un plan de 700,000 millones de dólares para salvar el sistema financiero de Estados Unidos.
El Grupo de los siete países más industrializados (G7) apoyó las medidas tomadas por Estados Unidos para frenar la crisis financiera, al anunciar sus miembros que están dispuestos a adoptar “todas las medidas necesarias” para estabilizar el sistema financiero mundial.
Los líderes demócratas del Congreso de EU se negaron hoy a dar un cheque en blanco al gobierno de George W. Bush para lanzar uno de los mayores rescates financieros de la historia del país y propusieron cláusulas para el control del dinero.
El presidente Bush insistió, también hoy, en la necesidad de actuar "rápidamente", en un comunicado emitido temprano con el objetivo de marcar el debate público del día.
Entretanto, el Congreso estadounidense inició una larga semana de negociaciones para adoptar este plan. Por el momento, todo el mundo está de acuerdo en que es necesario “actuar rápido”, y se espera lograr un consenso de aquí al viernes.
“Las conversaciones son positivas”, dijo un portavoz del Tesoro.
El presidente George W. Bush advirtió a los congresistas estadounidenses que se muestran reacios al plan de rescate que “no actuar tendrá enormes consecuencias” para la economía norteamericana.
“Los estadounidenses observan si los demócratas y republicanos, el Congreso y la Casa Blanca, pueden llegar a un consenso para solucionar este problema con la urgencia que requiere”, indicó Bush en un comunicado.
El anuncio del plan, cuyos detalles deben ser todavía precisados, provocó el viernes una disparada histórica de las bolsas mundiales. Pero el lunes, la euforia dejó paso al recelo.
Mientras, en plena campaña electoral estadounidense, republicanos y demócratas mantienen visiones diversas sobre este gigantesco plan de salvamento del Secretario de Tesoro, Henry Paulson.
Los demócratas querrían que el plan no se limite al sector bancario sino que incluya también a las familias que han sido víctima de la crisis del crédito a riesgo (subprime). También querrían incluir medidas de reactivación económica que habían propuesto a Bush y que éste rechazó.
Los republicanos prefieren un plan concentrado en el sector financiero. “Debemos hacer algo limpio y simple” declaró John Boehner, líder de la minoría republicana de la Cámara de Representantes.
El plan de salvamento consistirá en desbloquear fondos públicos para comprar los activos dudosos o “tóxicos” que afectan el balance de los bancos y siembran dudas sobre la solidez del sistema financiero.
Gran parte de esos papeles están adosados a préstamos hipotecarios acordados a familias poco o nada solventes, los llamados “subprime”.
La amplitud del plan podría agravar seriamente las finanzas del Estado federal estadounidense. Paulson es reservado sobre el costo total del plan: “Si bien el límite es 700,000 millones de dólares, ello no quiere decir que se llegará a esa cifra, ni que pararemos en ella y que no solicitaremos más (en caso de ser necesario)”, dijo el domingo, subrayando que esos activos dudosos serán luego revendidos.
Paulson, de 62 años, ex presidente de Goldman Sachs, demuestra así un pragmatismo muy alejado de la ideología republicana, al pilotar estos espectaculares esfuerzos del gobierno para salvar al sistema financiero.
Este hombre de aspecto atlético, apasionado por los largos paseos y por la cultura china, no eludió el carácter paradójico de la situación, ya que siempre fue un adversario declarado del Estado-accionista.
“Detesto haber hecho esto”, admitió. “Filosóficamente, jamás pensé que la intervención (del gobierno) era buena. Todo lo que puedo decir es que ahora es necesario”, explicó.
Paulson llamó a otros gobiernos a tomar medidas similares. Los europeos saludaron ciertamente la iniciativa estadounidense para salvar a sus bancos, pero no se plantearon de momento adoptarla.
“El anuncio de la iniciativa es muy positiva, pero debemos ver los detalles”, reaccionó prudentemente el Comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquin Almunia.
Subastas, única opción para el rescate financiero
Estados Unidos podría no tener más alternativa que usar un proceso de licitaciones para valorar los hasta 700,000 millones de dólares en hipotecas tóxicas que planea comprar a instituciones financieras dentro de un plan de rescate, aunque la fórmula tenga sus obstáculos.
Washington pende de una cuerda floja. Quiere comprar activos a un precio tan bajo que asegure a los contribuyentes que no están perdiendo mucho dinero y que tal vez hasta ganen cuando el mercado se estabilice, pero quiere que sea lo suficientemente alto como para evitar dañar mucho a los bancos.
Un proceso de subasta tendría sentido porque permitiría que los bancos con la mejor información sobre los títulos determinen el precio, dijo Peter Cramton, profesor de economía de la Universidad de Maryland. Pero la competencia entre los vendedores podrían prevenir que fijen un valor muy alto.
El especialista cree que “una subasta de reloj descendiente en reversa” es ideal para esta situación. En ese proceso, el Gobierno anunciaría cuánto pretende comprar de un activo en dólares y un precio inicial de compra.
Y los vendedores dirían cuánto pretenden vender a ese precio y, si fueran muchos, el Gobierno bajaría los precios hasta que el monto de valores a la venta equipare a su objetivo.
“He dirigido decenas de esas subastas de activos valorados en miles de millones de dólares y son extremadamente efectivas en la determinación de un precio competitivo de mercado”, dijo Cramton.








Puntos en contra
No obstante, también hay puntos en contra.
Esta clase de subasta funciona mejor para títulos en tenencia de varios bancos, pero no tanto cuando están en manos de una o dos firmas porque habría menos competencia para vender y el precio sería mayor, lo que terminaría costando más dinero al Gobierno, explicó Cramton.
Los bancos creen que sus títulos son diferentes. Por ejemplo, Merrill Lynch & Co Inc acordó en julio vender 30,600 millones de dólares de deudas reempaquetadas como obligaciones colateralizadas a 22 centavos.
Ese precio fue bastante inferior a cuando Citigroup Inc. valoró sus activos en el segundo trimestre.
Si Citi usara los niveles de Merrill, podría asumir cargos adicionales por 7,000 millones de dólares en el tercer trimestre, estimó Mike Mayo, analista de Deutsche Bank.
Y si la subasta atrae a un gran número de vendedores, la competencia podría presionar a una baja en los precios, forzando a otros bancos a revalorizar hacia abajo sus bonos hipotecarios.
Eso amenazaría las bases de capital de los bancos y su supervivencia y a que asuman nuevos cargos y podría llevar a más acuerdos y fusiones entre bancos, lo que empeoraría la crisis.
“El reconocimiento (de cargos) saca a la luz la escasez de capitales”, escribió Jan Hatzius, economista de Goldman Sachs.
También preocupa la velocidad de la subasta, dada la complejidad de los títulos a la venta.
“Antes, nunca se había hecho algo a esta escala”, sostuvo Eric Maskin, profesor de la escuela de ciencias sociales del Instituto de Estudios avanzados quien ganó el premio Nobel de Economía en el 2007.
Pese a todo, es posible hacer esta subasta y puede que sea la única opción, añadió.
Los bancos deben limpiarse de los malos activos para juntar nuevos fondos, o de lo contrario fusionarse o someterse a procesos de venta.
Desde que la semana pasada quebró Lehman Brothers Holdings Inc. los inversionistas desconfían cada vez más de las instituciones financieras de Estados Unidos.